domingo, enero 16, 2011

De los funerales y entierros occidentales

Hay una cosa que jamás llegaré a entender, los funerales y la manera en que "honramos" a los muertos, al menos en mi país.

Me parece una costumbre terrible esa de maquillar y exhibir a un ser querido después de fallecer, las demostraciones obligadas de afecto a la familia doliente, el morbo de hablar del evento en el que falleció esta persona, las flores, el ataúd carísimo, el servicio, la misa, las charlas en relación a lo destruida que está la madre, el padre, los hijos, la pareja del difunto, las charlas en relación a los planes que tenía esta persona, el "sentido pésame"..

De las cosas más terribles en relación a todo el rito podría nombrar en particular la misa que ofrece el sacerdote, al que se le ha pagado para "conducir" el alma de esta persona a las puertas del cielo y "consolar" a los parientes y amigos del difunto. Y viene este cura, que seguramente quería seguir en lo que le ocupa sus tardes, a decir de memoria y sin el menor sentimiento la sarta de plegarias, una tras otra, sin énfasis en la voz, sin expresiones, sin el más mínimo respeto por el dolor de esta familia "que le está pagando por el servicio"...

Cuando entra el cura y comienza con toda su parafernalia y el cuartito en el que velan a esta persona se llena de gente no puedo evitar pensar: "coño, al menos ten la más mínima decencia de al menos fingir que te importa el dolor de esta gente, que sientes lo que estás diciendo, que de verdad te crees el teatro de la oración y que estás realmente esforzándote por que este ser llegue al cielo, hijo de la gran puta". Y no es que crea yo en el cielo o el infierno, ni en las almas que penan, ni en fantasmas o apariciones, o que de alguna manera esa oración marchita vaya a ayudar a alguien más que a los familiares que sí se creen toda esa mierda, pero por respeto precisamente a esa creencia de alguna gente, que al menos tenga el sacerdote la delicadeza de hacer bien el trabajo y olvidar por un segundo el diezmo que les espera tras la misa.

Nunca entenderé a las señoras que de pie junta al féretro dicen: "que bien quedó, parece que estuviera durmiendo" o "que bonita se ve, le quitaron diez años de encima"...

Y lo que viene después, el entierro, las flores, el pago del mantenimiento de la tumba, etc.

Nunca voy a entender cómo es que no regalamos las flores mientras la gente que amamos sigue viva, no voy a entender jamás cómo es que familias enteras se pueden ver sólo cuando alguien fallece, nunca entenderé las misas y la exhibición del ser querido por uno o dos días antes de enterrarlo, o peor aún, la gente que guarda las cenizas del difunto en la sala de la casa.

Libertad, eso es lo que quisiera darle a mis seres amados como despedida cuando fallezcan y es lo que espero de los que me quieren cuando muera yo...

Las flores por aquí, por favor, mientras sigo viva...

Saludos desde mi orilla.

5 comentarios:

A do outro lado da xanela dijo...

Los entierros: el gran acto social de toda la historia.

Beso!

Raimunda dijo...

Estas ausencias prolongadas, las tuyas y las mías en la blogocosa, hacen que sea una delicia volver a leerte. Y vuelves maravillosa, aún más de lo habitual, por que este texto es certero, cruel con la parafernalia pomposa que los humanos damos a la muerte (aunque no todos: muy bien hecha la precisión occidental) y amable con la vida. Es un texto fiel a la imagen que tengo de ti, tan racional, tierna y vital al tiempo. Tan dulce y tan amarga como quien sonríe, incansable, por fuera y piensa, triste, en los que sufren por dentro.

Como verás, me ha gustado mucho tu post... y es que... ¡estoy tan de acuerdo contigo como el pez que desparasita al tiburón! (este símil es en honor a tus prácticas de licenciada veterinaria en México...jeje!) En serio, ha habido partes en las que me daban ganas de aplaudir, aunque lo suscribo de pe a pa. Mi experiencia personal me hace aborrecerlos. Considero que son una especie de pasarela de sufridores empostados. Es el acto social humano donde más salta la alarma en el hipocritómetro (puaj! palabro al canto, aunque estaría bien que inventaran el aparato), sin lugar a dudas.
Lo de las cenizas es absolutamente absurdo, macabro y terrible de todo. Cuando incineramos a mi madre era una opción poco escogida por la mayoría en la aldea. Mucho más común (y cristiano según alguna bizarra opinión generalizada en mi querida tierra), la inhumación. Que entonces yo recordaba el ataud de mi abuelo bajando con unas cuerdas a un cubículo estrechísimo y todavía hoy día me da un yuyu que pa qué...
Pero a lo que iba: al ser poco usual incinerar, to quisqui nos preguntaba qué ibamos a hacer con las cenizas, con una curiosidad morbosa, a mi entender. Y cuando contestábamos que ibamos a repartirlo en tres sitios significativos, amados por ella, la mayoría de los preguntones decían:
¿Y no os vais a quedar nada?
:/

Así semos los humanoides de raros... ¿son mayoría o sólo algunos? Porque en esta opinión acerca de lo funerario no encuentro mucha gente que piense como nosotras.

Muchos besos bella. Y sed muy felices que os lo merecéis.
=)

http://granbanco2.blogspot.com/ dijo...

este proceso tiene una parte psicológica que es la de despedirse de fallecido y así afecte menos a la personas...

http://granbanco2.blogspot.com/

Unknown dijo...

pienso que el tema de los entierros y todo el teatro que se forma alrededor es algo innato en toda la cultura occidental, porque no vemos la muerte como una cosa natural, porque no estamos preparados, aqui en madrid son fríos y se hacen más que nada para dejarse ver....ay cuanto la quería!!!! pobrecita ella...solo espero que en el mío no haya ni una sola lágrima y que me recuerden, los que bien me conocen, riendome y bailando salsa que es lo que mas me gusta en esta vida...y si se toman un par de pelotazos por mi vida en el más allá mejor que mejor
un beso.

Esquelas de Hoy dijo...

También es aconsejable si se tiene buena relación con la familia enviar una corona de flores para el difunto.
http://www.latiendadelasflores.es/detalles/corona-de-flores-para-los-difuntos/34