en su cubo,
sentada en una esquina para economizar espacio,
hasta que al subir la mirada,
reconoció a su lado un cubo similar,
y le vio a él sentado en cuclillas,
siempre en la esquina superior derecha.
Sin pensarlo quiso aproximarse,
él quería que ella estuviese cerca,
por alguna razón podía quitarle el frío y hacerle sentir tan cómodo.
Así fue como ella salió de su cubo por breves instantes y le ofreció su mano,
él la tomó,
sin pensarlo dos veces,
y se instalaron de a ratos en el cubo de ella,
de a ratos en el cubo de él.
El mayor temor de él fue dañarla,
aunque nunca lo hizo.
mientras él dormía de espaldas al suelo,
ella se acercó para besarlo.
Y es que ella había olvidado su maldición,
al besar podía quitar hasta el último hálito de vida.
cuando lo recordó era demasiado tarde,
él se veía de un extraño color azul violeta,
parecía que miles de hojillas le habían cortado,
minúsculas heridas se perfilaban una al lado de la otra.
y así,
sin quererlo,
volvió a dañarlo,
ahora ella se comporta con más cautela,
hasta que le vuelva a dañar,
como siempre sucede.
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